En un momento de cambio disruptivo se resignifican los conceptos de trabajo, compromiso y esfuerzo. Y lo que antes funcionaba a veces deja de funcionar.
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SUSCRIBITEEn un momento de cambio disruptivo se resignifican los conceptos de trabajo, compromiso y esfuerzo. Y lo que antes funcionaba a veces deja de funcionar.
Uno de los nuevos criterios de la transformación organizacional es la autogestión. “La gente valora gestionar su tiempo y tener un nivel alto de autonomía; esto trae de la mano el que aparezcan estructuras donde hay equipos autónomos que se autogestionan o modelos de negocios basados en la autonomía”, apuntó Paula Molinari, presidente de la consultora Grupo Whalecom y autora del libro “El salto del dueño”.
La especialista mencionó el caso de la compañía estadounidense de servicios de contactos a clientes Liveops, que es una de las más destacadas de su rubro y cuenta con una plantilla de unos 30.000 trabajadores que realizan su tarea completamente de manera remota.
“Cuando yo cuento el caso de Liveops a veces en directorios donde hay gente tradicional, la primera pregunta que me hacen es ¿quién los controla? Si hacen esa pregunta eso quiere decir que son de la mentalidad que ya pasó”, explicó este viernes durante una exposición brindada en el Congreso Regional CREA de Centro, Patagonia y Sur de Santa Fe 2023, que se realizó en la ciudad de Córdoba. “En esa compañía no existe la figura del jefe, sino la del líder de proyectos que ofrece soporte a equipos de trabajo autónomos”, añadió.
El segundo concepto que está cada vez más presente en la manera de relacionarse con el trabajo es el de plenitud, lo que implica que las personas buscan amoldar sus responsabilidad a sus propios tiempos en función de cuestiones personales o familiares.
“Quiero más tiempo libre, estar con mis afectos, cuidarme más, hacer deporte, en definitiva, quiero sentirme bien. Y esta tendencia macro impacta y resignifica la relación entre la vida y el trabajo”, remarcó.
Mientras que en el paradigma anterior el concepto de “vida” estaba disociado del de “trabajo”, ahora ambos están integrados al conceptualizar que las responsabilidades laborales no tienen porqué colisionar con el desarrollo vital de las personas.
El tercer aspecto clave es el propósito. “Antes la gente entraba a trabajar a un lugar y lo que preguntaba es qué tenía que hacer y en qué horario. Hoy quieren saber qué hace la empresa, de qué manera impacta lo que hace y cuáles son sus valores”, argumentó.
Molinari dijo que las organizaciones que se propongan atraer talento deben contener esas tres propiedades: autogestión, plenitud y propósito. Y que la transformación sostenible se logra cambiando los sistemas de creencias presentes en las personas que integran las organizaciones.
“Una entidad bancaria muy importante decidió cambiar toda la primera plana de directivos y puso como número uno a una mujer que viene del ámbito de la tecnología. Lo hizo porque tenían que tener gente con un sistema de creencias distinto para hacer las transformaciones que se requieren”, comentó.
La especialista indicó que el foco en las organizaciones que prosperan está puesto en los resultados por lograr y no en la manera en qué se deben hacer las cosas para llegar a tales resultados. La tecnología permite automatizar muchos procesos operativos para terminar con actividades rutinarias, al tiempo que el valor de las personas no se mide por la cantidad de horas trabajadas, sino por la riqueza que generan sus aportes.
En ese marco, sostuvo que algunas empresas no están preparadas para contener a personas que quieren decidir cómo hacer su trabajo para cumplir con las metas asignadas porque consideran que se trata de un público cautivo, lo que evidentemente ya no existe al visualizar los índices de rotación de personal.
“Estamos en una crisis mundial de orden financiero, ambiental y geopolítico y, sin embargo, la gente deja trabajos que le dan seguridad laboral porque tienen otras prioridades”, señaló.
Molinari explicitó que los esquemas mentales acordes a modelos obsoletos siguen presentes en algunas personas con personal a cargo y que es importante, en tales situaciones, poder reconocerlos.
“Cuando yo digo ‘no’ al trabajo remoto porque desconfío de que así la gente trabaje, eso lo digo desde una concepción de trabajo que no existe más, porque el paradigma es lograr resultados y la presencialidad no asegura en la actualidad el logro de los mismos. Es necesario entender que a veces nos puede salir el dinosaurio y que, en tales casos, tenemos que reconocerlo y controlarlo”, recomendó.
Finalmente, la consultora remarcó que es fundamental que las organizaciones tengan un propósito claro y bien explicitado, con una narrativa adecuada, para atraer a los jóvenes y conformar un ámbito que integre sus deseos con los objetivos de la empresa.