Agustín Bilbao, especialista en aplicaciones dirigidas y asesor del CREA Necochea-Quequén, explica el estado de situación de una tecnología clave para la sostenibilidad.
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La tecnología de las aplicaciones dirigidas comenzó a expandirse en el norte argentino, aunque posteriormente también empezó a generalizar su uso en la región central del país. Desde Agroestudio Viento Sur venimos trabajando con las mismas desde 2017. Ayudamos a empresas de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires a estimar cómo utilizar esa tecnología de la mejor manera posible. En la región Mar y Sierras el CREA Necochea Quequén –con tres equipos en funcionamiento– es un ejemplo de vanguardia en la materia.
Cada modelo tiene sus ventajas y desventajas y hemos trabajado no sólo con equipos comerciales, sino también con algunos pre-comerciales. En el cuadro 1 puede verse un resumen de los ahorros que hemos registrado con varios equipos Weed it durante 2022. Es importante aclarar que el mayor ahorro se realiza con el herbicida glifosato: con un uso adecuado de esa tecnología bajamos su uso en un 45% sin perjudicar rendimientos agrícolas. Si bien el precio del glifosato el año pasado se disparó llegando a registrar un valor de hasta 11,0 u$s/litro (el que usamos de referencia es de 506 gramos de equivalente ácido por litro), para calcular los ahorros consideramos un precio promedio anual de 6,0 u$s/litro.
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Cuadro 1. Resumen de ahorros logrados con aplicaciones dirigidas (2022). Agroestudio Viento Sur
Nótese que existen equipos que se “pagan” en menos de dos años con el ahorro de herbicidas, mientras que otros lo hacen en once años. Eso depende de lo intensivo del uso que quiera darle cada empresa. Así y todo, los usuarios que menos ahorraron están felices porque la tecnología contribuye de manera significativo al cuidado del ambiente.
Por una cuestión de costos, muchas veces se equipan los pulverizadores con las alas plegadas y, en tales casos, sumamos como costo operativo extra 3,0 u$s/ha por tener menor ancho de labor.
Además de los ahorros, esta tecnología nos ayuda a manejar mejor las malezas y usar herbicidas con diferentes modos de acción, siendo un arma excelente contra la generación de malezas resistentes.
¿Cual es la magia? Con las aplicaciones dirigidas podemos usar herbicidas más caros porque aplicamos en promedio el 20% de la superficie respecto de un control tradicional. Por ejemplo: un herbicida con un modo de acción diferente que tenga un precio de 20 u$s/ha y un control del 80% de una maleza target, con aplicaciones dirigidas, si lo empleamos en el 20% de la superficie, representa sólo 4,0 u$s/ha y esa rotación de los principios activos contribuye a evitar la aparición de las malezas resistentes.
Podemos además controlar las malezas de tamaño adecuado (como dicen los marbetes, en general de menos de 10 centímetros y en activo crecimiento), mientras que en cobertura total se espera a que el lote esté más verde, porque no podemos elegir a qué aplicarle y a qué no, teniendo luego malezas demasiado grandes.
También es factible aplicar herbicidas residuales de modo dirigido. Como los equipos trabajan con márgenes de seguridad para que los “disparos” sobre las malezas sean precisos en terrenos desparejos y con algo de viento, podemos aprovechar eso para aplicar herbicidas residuales alrededor de las malezas ya nacidas cuando son de semilla pesada, sabiendo que alrededor de las mismas se encuentran los bancos de semilla. Eso lo hacemos, por ejemplo, con raigrás y crucíferas, y se puede también hacer con yuyo colorado una vez que tengamos el mapa de aplicación del año anterior.
Al final de cuentas, la tecnología nos permite que en las reuniones de productores y técnicos se deje de hablar de malezas como “el problema” principal en materia agronómica. Eso ya nos lo había adelantado María José Galdeano, asesora de NOA y NEA, quien para 2018 había acumulado una gran experiencia con el uso de equipos de aplicaciones dirigidas. Y hoy eso lo vivimos en el resto del país.
A su vez, desde 2021 venimos realizando ensayos con el equipo SprAI de la startup argentina Deep Agro. Eso representa un hito, ya que pasamos del uso de sensores (presentes en Weed it y WeedSeeker) al uso de cámaras que tienen la capacidad de ver lo mismo que nosotros, pudiendo diferenciar malezas de cultivos y malezas de malezas.
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La tecnología SprAI nos permite llevar los ahorros más allá de los barbechos y ya estamos trabajando con muy buenos resultados dentro de cultivos de soja y maíz. De este modo, los ahorros que hoy estamos logrando de un 45% del herbicida a lo largo del año, los podremos llevar a un 65%. Estamos hablando de números altamente relevantes, considerando que aproximadamente el 75% de los fitosanitarios defensivos que usamos en la Argentina son herbicidas. Es decir: con el ajuste de la tecnología, podremos llegar a emplear un 35% del herbicida que venimos usando hoy en día, a la vez que mejoraremos el manejo agronómico.
Y en 2030 (nada que ver con “la agenda”), además de la superficie agrícola, se podrían también llegar a usar las aplicaciones dirigidas en pasturas para control de malezas, como es el caso de los cardos. También se usarían de manera extendida para aplicación dirigida de insecticidas, fungicidas e incluso fertilizantes.
En el camino se sumarán otros métodos alternativos de control de malezas, como láser, electricidad, mecánicos y agentes abrasivos, tecnologías que ya existen a nivel experimental y sólo necesitan aplicarse de modo dirigido para que sean viables desde el punto de vista energético y de impacto ambiental. Hablando de proyecciones de uso a 2030, podríamos aventurar algo semejante a lo mostrado en el gráfico 1.
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Gráfico 1. Evolución del crecimiento de uso de equipos de aplicaciones dirigidas en la Argentina y proyección probable hacia 2030.
Si consideramos que en centro-sur de la región pampeana hay unas 7500 pulverizadoras funcionando, podemos suponer que para 2030 el 10% tendrían un equipo de aplicaciones dirigidas (aproximadamente 750 equipos), mientras que hoy estaríamos para esta macro-zona en 140 (además de otras 360 en NOA y NEA). En la región Mar y Sierras sobresale hasta el día de hoy el avance de esa tecnología.
El emprendedor y escritor argentino Santiago Bilinkis dijo: “Casi siempre cuando vos tenés una tecnología nueva tendés a usarla como tratando de hacer lo mismo que hacías antes, pero de una manera distinta. Hasta que empezás a encontrar que con esto se pueden empezar a hacer cosas que antes no podías. Y ahí es donde se pone más divertido.” Nosotros, los empresarios y técnicos CREA, sabemos de esto. ¡Y allá vamos!
Agustín Bilbao. Asesor CREA Necochea Quequén. Agroestudio Viento Sur SRL (socio AAPPCE). Regional Necochea de Aapresid