En el inicio de 2023, el ritmo de incremento de precios no da tregua y se acelera por segundo mes consecutivo. En efecto, en enero la inflación alcanzó el 6% mensual (98,8% interanual) y parece haber encontrado un piso en torno al 5 o 6% mensual, alejándose de la expectativa del oficialismo de lograr un techo del 4% mensual. Tal es la principal conclusión del Informe Macroeconómico.
Adicionalmente, las perspectivas a futuro no son de desaceleración. En febrero, las consultoras privadas estimaron que, una vez más, la inflación se situará en torno al 6% mensual, mientras que en marzo impactará en aumentos del gas (15%), electricidad (17%), transporte (6%) y medicina prepaga (5%)1.
Una de las herramientas que el gobierno intentó utilizar, especialmente en 2021, como ancla antiinflacionaria es el dólar. En ese sentido, el ritmo de devaluación de la divisa norteamericana se fue acelerando durante 2022 hasta que, en los últimos cuatro meses del año, igualó o incluso superó el aumento de la inflación. Sin embargo, en el arranque de 2023 la velocidad de esta depreciación se redujo significativamente (de 6% mensual a 5,1%) y volvió a aumentar detrás de la inflación.
En febrero, la desaceleración (5,6% mensual) se revirtió en forma parcial, aunque, nuevamente, el incremento del dólar no alcanzaría al de los precios. Hacia adelante, si bien la posibilidad de frenar nuevamente el dólar podría contener el encarecimiento de los productos transables, se generaría como contrapartida una pérdida de competitividad y un drenaje de reservas. De hecho, en lo que va del año, el BCRA lleva vendidos 1150 millones de dólares. De este modo, el Gobierno deberá balancear su deseo de estimular la economía, dadas las múltiples restricciones que enfrenta el mercado de cambios.
En ese sentido, el panorama para el mercado cambiario es complejo si se tiene en cuenta que las pérdidas de la cosecha 22/23 se estiman en 88,2 millones de toneladas, que se traducirían en una merma del ingreso de divisas de alrededor de 20 mil millones de dólares respecto a la estimación inicial de la campaña. De hecho, los primeros efectos de la sequía comenzaron a observarse en el primer mes del año, con un resultado deficitario del comercio exterior de 484 millones de dólares: el peor para enero en los últimos cinco años.
Más en detalle, el trigo, en plena época de liquidación registró ventas al exterior que fueron 82% inferiores a las de enero de 2022 (-700 millones de dólares). Además, este año, el saldo con el FMI, entre pagos y desembolsos, resulta negativo (-3500 millones de dólares). Ya no se cuenta, como el año pasado, con un saldo a favor que facilite alcanzar el objetivo de acumulación de reservas, lo que complica aún más el objetivo inicial, contemplado en el acuerdo, de aumentar las reservas en 4800 millones de dólares. Por lo tanto, no sorprende que, al momento de la elaboración de este informe, el Gobierno se encuentre negociando una flexibilización de la meta para marzo y para el resto del año.
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Informe macroeconómico N° 301
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