12 de septiembre de 2024 en Buenos Aires

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Claves para lograr un trabajo en equipo exitoso

Fernando Preumayr explica la importancia de celebrar los logros compartidos para lograr un trabajo en equipo exitoso.

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Las empresas están integradas por personas. Y las personas somos, de alguna manera, una “sumatoria de momentos”, cada uno de los cuales tiene una carga emocional asociada. Las familias que prosperan y evolucionan son aquellas que, ante las diferentes circunstancias que deban experimentar, disfrutan compartir cada situación para crear un nuevo “momento”, el cual será luego un recuerdo que integrará el reservorio vital de un trayecto común.

Eso mismo es extensivo a las empresas: aquellas que avanzan suelen ser las que disponen de “jardines” para cultivar “momentos compartidos” en los cuales puedan reflejarse los diferentes aspectos de la naturaleza humana.

Los resultados son clave en toda organización empresarial, pero también lo es la posibilidad de festejar los esfuerzos realizados para alcanzarlos.

Una vez que terminamos una campaña, un plan de trabajo, el cumplimiento de una meta u objetivo, es bueno parar y mirar atrás para evaluar las acciones que contribuyeron a obtener el logro buscado.

No es aconsejable dejar pasar esos momentos como si solo fueran parte de “lo lógico y esperado” o bien del “mero cumplimiento del deber”. Pues, sí, se trata del deber cumplido, pero ¿por qué no comprender que puede ser motivo de festejo?

La celebración además es importante para entender que, más allá de los diferentes niveles de responsabilidad presentes en una organización, la suma de todos los esfuerzos individuales es crucial para cumplir la meta requerida. Se trata de un evento que refleja la importancia del trabajo en equipo.

El que es incapaz de celebrar, con el tiempo se transforma en una persona con dificultades para distinguir lo importante de lo accesorio y su existencia se resume a una acumulación de actos mecánicos que bien podrían ser reemplazados por los de una máquina. Lo mismo sucede con las organizaciones.

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Si el obstáculo para festejar es el tiempo, habrá que encontrarlo. Si se considera que “no se tiene tiempo para eso”, es sinónimo de que no se tiene interés en festejar ni celebrar el hecho de pertenecer a una organización. El valor pedagógico y emocional de la celebración es tan importante como el reconocimiento social.

La celebración es una manera de reconocer lo que se hizo de manera adecuada, pero también de evaluar aquello que pudo haberse hecho mejor para lograr la meta propuesta.

No se trata solamente de encuentros presenciales, que, por cierto, son muy importantes, sino de estar atentos para celebrar también pequeños logros por medio –por ejemplo– de un mensaje grupal o de un regalo.

Los logros y su celebración son una fuente inagotable de buenos momentos, que son la base para generar recuerdos agradables, los cuales, en definitiva, son los “lazos invisibles” que motivan a las personas a sentirse parte de una organización o equipo. Lo contrario sucede cuando se suman recuerdos desagradables, los cuales terminan alejando a las personas, fundamentalmente a las más talentosas.

Si una empresa tiene en su “caja fuerte emocional” una gran suma de recuerdos agradables, entonces puede ser considerada una empresa atractiva por parte de los trabajadores, tanto actuales como potenciales.

Los buenos recuerdos facilitan la comunicación y la interacción, un aspecto clave cuando es necesario gestionar situaciones problemáticas que requieren un esfuerzo adicional. Un “banco emocional” acaudalado contribuye además a compensar las heridas generadas por errores, malos entendidos y conflictos. Las diferencias que existen en todo grupo humano son debidamente contenidas cuando la “caja fuerte emocional” está repleta de logros compartidos, mientras que lo contrario suele ocurrir cuando está “vacía”.

En definitiva: una empresa que, además de producir bienes y servicios, genera “buenos recuerdos” para cada uno de sus integrantes, es una organización que se percibe, tanto en su interior como en el exterior, como atractiva y, como tal, representa un activo de cuidado y deseo. Las organizaciones que cuidan a las personas crean personas que cuidan a las organizaciones.

Los resultados favorables compartidos reafirman valores y creencias sobre las que se sustenta la cultura de una organización. Si premiamos la iniciativa, toleramos los errores, corregimos con criterio, ayudamos y aconsejamos cuando es necesario, iremos cimentando un grupo de trabajo sólido y dispuesto a brindarse completamente. No perdamos la oportunidad de crear buenos momentos.

Fernando Preumayr

Líder del proyecto Factor Humano Tambo Argentino

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