11 de junio de 2025 en Buenos Aires

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a Crea. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE

Cría y recría eficiente en la región Sudoeste

Cría eficiente: con manejo rotativo, pasturas y control sanitario, Cimafer logró altos índices productivos en Laprida y Tres Arroyos.

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a Crea. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE
Por CREA Región Sudoeste | SUO

La empresa familiar Cimafer SA, miembro del grupo CREA Nuestra Señora de Las Pampas, en la región Sudoeste, gestiona un planteo agrícola ganadero de ciclo completo, con sistemas de cría, recría y encierre a corral, en campos ubicados en Laprida y Tres Arroyos. Además mantiene actividades inmobiliarias y de cocheras en la Ciudad de Buenos Aires.

A cargo de la segunda generación de la familia Montilla, el establecimiento combina una mirada empresarial con procesos productivos definidos y una administración "por partida doble".

La conducción está en manos de María Paula y Ana Montilla, quienes continuaron con el proyecto iniciado por su padre, que había incursionado inicialmente en la producción agropecuaria en el sudoeste bonaerense. Pero su primer contacto con la actividad fue en Entre Ríos, donde comenzaron a iniciarse en la agricultura y conocieron al Movimiento CREA.

WhatsApp Image 2025-05-27 at 16.41.39.jpeg
María Paula y Ana Montilla continuaron con el proyecto iniciado por su padre y sumaron a su primo, Leonardo Pena.

María Paula y Ana Montilla continuaron con el proyecto iniciado por su padre y sumaron a su primo, Leonardo Pena.

“Participamos cuatro años del grupo CREA Bovril, de Entre Ríos, y luego vendimos esa propiedad y comenzamos a producir en la provincia de Buenos Aires”, recordó María Paula. En ese período también conocieron a Jacinto Kuhn, de origen entrerriano, que actualmente está encargado de los campos y se convirtió en un integrante clave del equipo.

En 2009, comenzaron a reconvertir el campo de Laprida, que hasta ese momento era administrado por su padre. El objetivo fue mejorar la estructura del suelo, la calidad forrajera y la receptividad ganadera. Hoy, en las 2500 hectáreas que posee la empresa en esa localidad, se lleva adelante un planteo de cría con muy buenos índices productivos.

“Es un planteo prolijo, que se destaca por la superficie cubierta con praderas, en un establecimiento de cría que originalmente era poco productivo, con campo natural. Hoy, a fuerza de trabajo e inversiones, lo fuimos praderizando con pasturas de festuca y alfalfa, principalmente”, explicó la productora.

Uno de los rasgos distintivos de la firma es su forma de gestión. “El registro de lo productivo y de lo contable van juntos. Desde el comienzo hicimos una gestión por partida doble y diseñamos protocolos para que los procesos se sostengan en el tiempo. O sea, no modificamos lo que hacemos de un año a otro. Al año siguiente lo repetimos, pero un poco mejor”, sostuvo.

Para garantizar ese orden administrativo, cuentan con el apoyo de su primo, Leonardo Pena, quien es contador y está encargado del registro contable y de los procedimientos administrativos. “En todo eso somos superprolijos”, subrayó.

Actualmente, María Paula está a cargo de los negocios agropecuarios, que además del planteo de cría en Laprida, incluyen la recría y los cultivos agrícolas en Tres Arroyos. Por su parte, Ana Montilla conduce el área inmobiliaria. “Las actividades del campo, la inmobiliaria y los garajes se integran bajo la misma sociedad y compartimos la contabilidad, que es una sola”, señaló.

El camino de María Paula en el agro comenzó de forma inesperada. “Yo estudié Ciencias de la computación y e hice la escuela terciaria especializada en Administración de empresas. Como nuestra empresa es familiar, mi papá decía que me tenía que encargar del campo. Yo no quería, mi objetivo era estudiar Ciencias de la computación. Y acá estoy”, mencionó entre risas.

Un modelo de cría sobre pasturas

IMG_0578.jpg
En las últimas décadas, además de ampliar el rodeo, praderizando todos los lotes del campo de cría ubicado en Laprida.

En las últimas décadas, además de ampliar el rodeo, praderizando todos los lotes del campo de cría ubicado en Laprida.

Desde mediados de 2009, la familia Montilla comenzó a gestionar directamente el campo de cría San Lucas, ubicado en Laprida, con el apoyo técnico de Jacinto Kuhn. Hasta ese momento, el establecimiento operaba con un modelo tradicional de pastaje, similar a un "hotel de vacas". Los productores externos pagaban por mes y por cabeza para alimentar su hacienda sobre campo natural.

A partir de la administración de las hermanas Montilla, con una nueva generación de productoras en la cancha, la iniciativa fue creciendo, ampliando el rodeo y praderizando todos los lotes, “aunque pasamos por muchas peripecias”, recordó María Paula. Según contó, comenzaron con un ritmo de avance de 100 a 200 hectáreas por año, hasta cubrir prácticamente toda la superficie productiva. “Ahora las pasturas se hacen sobre otras pasturas, ya no avanzamos más sobre campo natural. Nos quedan muy poquitos lugares por transformar”, añadió.

Durante estos años enfrentaron distintos desafíos climáticos. En 2019, atravesaron una sequía severa, en la que lograron destetar 1000 terneros. Pese a las adversidades, el rodeo fue creciendo y hoy la empresa cuenta con 1720 vacas y 461 terneras Aberdeen Angus.

Desde 2009, el campo San Lucas en Laprida pasó de una receptividad de 0.5 a 1.04 cabezas/ha gracias a la praderización con festuca y alfalfa. A nivel de producción, alcanzaron casi 200 kg de carne por hectárea, por encima del promedio zonal, que suele oscilar en torno a los 180 kg/ha, salvo algunas excepciones.

“Pero estos logros no son magia. Son metas que fuimos alcanzando de a poco, a lo largo de 16 años de seguir insistiendo en el pastoreo rotativo, de ser muy estrictos con la selección genética de los animales, con la sanidad y otros parámetros de valor productivo”, afirmó Montilla.

La rigurosidad es parte del sello productivo. “Alcanzar los números normales puede ser sencillo, pero para hacer la diferencia, nos pusimos muy estrictos”, explicó. Entre las decisiones técnicas más exigentes, destacó la aplicación de tuberculina a las terneras antes de su incorporación al rodeo, la implementación de “creep feeding” en todos los hijos de vaquillonas y la realización de diagnósticos de neosporas en la reposición. Uno de los beneficios de estos protocolos estrictos fue reducir la mortalidad a 1,56 %.

IMG_4756.jpg
En Tres Arroyos se realiza la recría con pasturas y avena, en campos con aptitud agrícola y rotación con cultivos extensivos.

En Tres Arroyos se realiza la recría con pasturas y avena, en campos con aptitud agrícola y rotación con cultivos extensivos.

“Somos tercos en mantener las decisiones que tomamos. Esa conducta tiene un costo económico. Quizás obtenemos menores ganancias que otros productores ganaderos, pero logramos buenos índices de producción de carne. Probablemente llame la atención los kilos de carne que logramos producir, pero seguramente ganamos menos dinero que otros”, reconoció, aunque explicó que esa diferencia económica se compensa luego en el período de recría y terminación de los animales, en Tres Arroyos.

El esquema de cría contempla 15 meses de permanencia en el campo. Los animales que no alcanzan ese ciclo productivo se descartan. “Al principio, para poblar el campo con animales nuestros, extendimos ese tiempo a 22 meses, pero hace muchos años que trabajamos durante esos meses, de manera estricta. No hay una segunda oportunidad para ninguna vaca”, explicó la productora.

El servicio se concentra en los meses de octubre, noviembre y diciembre, mientras que el destete se realiza en marzo, a menos que eventos extraordinarios, como una sequía, obliguen a adelantar el proceso.

Recría en campo con aptitud agrícola

IMG_1335.JPG
La terminación se realiza en corrales, donde se engordan 500 novillos para llevarlos a un peso de faena de entre 480 y 550 kilos y que se destinen a la exportación.

La terminación se realiza en corrales, donde se engordan 500 novillos para llevarlos a un peso de faena de entre 480 y 550 kilos y que se destinen a la exportación.

El planteo ganadero de Cimafer se divide en dos grandes áreas productivas. Una se desarrolla en el campo de cría ubicado en Laprida y la otra se concentra en el partido de Tres Arroyos, donde la familia opera tres campos lindantes que, en conjunto, suman cerca de 3000 hectáreas propias.

Allí se completa el ciclo. “Me sirven los 200 kg de carne que producimos durante el período de cría, más allá del dinero invertido, porque el resto del engorde se hace en Tres Arroyos, con buenos márgenes”, explicó Montilla. Según detalló, esa unidad integra superficie ganadera y agrícola, bajo un esquema que permite rotar cultivos con pasturas permanentes.

En la zona de recría, 1500 terneros llegan desde Laprida y se invernan con pasturas y avenas. Estas últimas se siembran de manera intercalada, entre dos cultivos extensivos, que ocupan 2.000 hectáreas de los campos. “En la campaña fina hacemos mucha cebada cervecera, porque estamos cerca de la maltería. Tras la cosecha, sembramos avena y después se entrega el lote para ir a soja o maíz”, explicó.

El diseño agronómico apunta a que todos los lotes agrícolas pasen por un ciclo de pastura, como estrategia de conservación de suelos y mejora en la eficiencia del sistema. Las áreas con aptitud agrícola también se utilizan para la implantación de recursos forrajeros, que permiten sostener una alta carga animal durante la recría.

“Todos los años hacemos un planteo similar y vamos encontrando la posibilidad de hacer una mejora donde podamos. Por ejemplo, ahora queremos suplementar a los terneros más chicos y flojos, para hacerlos ganar más kilos en el mejor momento, que es cuando son chiquitos”, señaló la productora.

La terminación de los animales se realiza en corrales ubicados en el mismo establecimiento, donde se engordan 500 novillos para llevarlos a un peso de faena de entre 480 y 550 kilos, según los requerimientos del mercado. El objetivo es que el animal pueda destinarse a la exportación.

Márgenes brutos comparados

Captura de Pantalla 2025-05-29 a la(s) 10.22.19.png

Los resultados financieros de Cimafer reflejan la eficiencia de su sistema. La cría en San Lucas (Laprida) genera un margen bruto de 170 dólares por hectárea, con una rentabilidad del 10%, un número que podría parecer modesto frente a otros modelos, pero que las hermanas Montilla logran compensar con los márgenes la invernada.

El verdadero equilibrio llega en Tres Arroyos, donde la integración agrícola-ganadera despliega su potencial. Los cultivos finos (cebada cervecera y trigo) aportan 264 dólares por hectárea, con picos históricos de hasta 871 dólares en años de buenos rindes. La renta de sistema es de 15%, con cultivos como cebada cervecera y maíz. El eslabón más robusto es la invernada, clave para la terminación de novillos destinados a exportación: 304 dólares por hectárea de margen bruto, logrados con pasturas y terminación a corral.

En el ciclo 2023-24 lograron un margen bruto global de 431.81 dólares por hectáreas en Tres Arroyos y 203.87 dólares por hectárea en Laprida.

Dejá tu comentario

Contenidos relacionados