24 de abril de 2025 en Buenos Aires

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Un modelo distinto: conocé el esquema que combina riego, híbridos para semilla y ganadería

Uso eficiente del riego en esquema flexible: así integró una empresa del CREA San Eloy – Piñeyro la producción de semillas híbridas con un sistema de invernada.

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En Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires, la empresa familiar Don Modesto SA, del grupo CREA San Eloy – Piñeyro, Región Sudoeste, desarrolla un esquema bajo riego que combina híbridos de maíz y girasol para semilla y una ganadería pastoril que aprovecha los residuos agrícolas para alimentar a los animales, con una invernada ajustada a cada campaña.

La empresa cuenta con 2000 hectáreas propias. Hasta 2008, destinaba el 50% de la superficie a la agricultura y el otro 50% a la ganadería, con un rodeo de 1000 vientres y un planteo intensivo de ciclo completo. “Ese año, con la crisis climática y política, casi nos fundimos y tuvimos que descapitalizarnos para sanear la situación”, recordó Isidro Bodiño, administrador y responsable del área agronómica.

“Durante varios años trabajamos con esquemas de siembra a porcentaje. Luego comenzamos a seleccionar algunos lotes para retomar la agricultura por administración y, en 2013, incorporamos el primer equipo de riego. Por entonces, también comenzamos a aplicar agricultura de precisión, con dosis variables de insumos. Nos fuimos fortaleciendo y volvimos a crecer”, agregó.

Isidro, ingeniero agrónomo egresado de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), integra la cuarta generación de la familia que está trabajando en el campo. Hoy dirige empresa junto a su hermano Gerónimo, responsable de la gestión operativa del campo. Su padre, Alberto, se mantiene alejado de las tareas diarias, aunque continúa brindando asesoramiento veterinario.

“En estas últimas décadas corrió mucha agua bajo el puente. En el esquema actual, la agricultura tiene un rol central, y la ganadería se ajusta en función del manejo de los cultivos”, indicó.

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Riego y cultivos para semilla

Actualmente, el 70% de la superficie de Don Modesto SA se destina a la agricultura, con un total de 1700 hectáreas distribuidas en 650 de secano y 1050 bajo riego por pivote central. La empresa cuenta con seis equipos de riego, utilizados principalmente para la producción de híbridos de semillas de maíz y girasol, comercializados mediante contratos con empresas que brindan servicios a semilleros.

El esquema de rotación de la empresa incluye un cultivo de fina seguido por soja de segunda, luego implantan maíz para semilla y, por último girasol, también para semilla. “La mayor parte de los commodities se siembran en secano. Reservamos el riego para los cultivos de granos finos, la soja de segunda y los híbridos de maíz y girasol, según la demanda de los semilleros”, explicó Isidro, y aclaró: “Para desarrollar la producción de semilla híbrida de maíz y girasol es requisito fundamental contar con la tecnología de riego”.

“Lo que resulta atractivo a las empresas productoras de semilla es la concentración de área con riego en un lugar y en dónde estén desarrollados. Si, a su vez, cuentan con servicios, el interés es aún mayor. Nosotros tratamos de venderles todas las soluciones que necesitan”, dijo, y agregó: “Estas compañías intermedias contratan a productores con infraestructura de riego para ofrecer servicios de manejo y producción de semillas. A su vez, sus clientes son las marcas comerciales que venden híbridos de maíz y girasol”, detalló.

Este modelo de negocio se estructura en dos esquemas contractuales. Uno es el convenio de producción, una sociedad en la que el intermediario aporta las semillas, el servicio de cosecha, el asesoramiento y la conducción técnica, mientras que el productor se encarga de los insumos, las labores y el riego. La liquidación se realiza en función del rendimiento obtenido. La otra alternativa es el arrendamiento, donde el intermediario alquila la tierra y el equipo de riego, y ofrece al productor una renta fija sin exposición al riesgo productivo. “Nosotros trabajamos bajo este esquema de alquiler”, aclaró.

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Inversión y rentabilidad

¿Cuál es la inversión necesaria para instalar equipos de riego y cómo se recupera? “La referencia son los cultivos que se realizaban antes de incorporar el riego. Con la agricultura bajo riego de commodities, se obtiene una rentabilidad adicional, y su vez, se accede a un margen aún mayor al producir semilla híbrida, aunque su variación depende de cada campaña”, explicó.

“En términos de rendimiento, todos los cultivos (como trigo, maíz y soja) duplican el rendimiento de secano, pero los costos se incrementan entre el 40 y el 60%. Es decir, el rendimiento se duplica, pero el costo adicional nunca llega a ser el doble”.

En el caso de los cultivos de semillas, el esquema cambia. “Cuando el mercado está deprimido, la producción de semilla puede generar, como piso, una rentabilidad similar a la del mejor cultivo industrial, que es el maíz. A partir de ahí, muchas veces el margen siempre es superior. En general, los cultivos de semillas no alcanzan los rendimientos de los de industria. Por ejemplo, un maíz de semilla puede producir entre 2000 y 4000 kilos por hectárea, pero su valor se equipara a 11.000 o 12.000 kg de un maíz comercial”, indicó.

El modelo de contrato con el intermediario también influye en la ecuación económica. “Al comparar las modalidades de alquiler y convenio, hay un igualdad en los márgenes brutos. Con el convenio se accede a incrementar el margen con rendimientos altos, pero se toma riesgo, resignando un mínim”.

En las últimas décadas, muchas empresas de la zona lograron expandirse mediante este esquema, combinando una administración dispuesta a asumir riesgos con inversiones estratégicas. El acceso a financiamiento de largo plazo y tasas de intereses accesibles también fueron un factor clave para el crecimiento.

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Ganadería a medida

La ganadería de cría ocupa 80 hectáreas de suelos bajos no aptos para la agricultura. En ese espacio reducido, se sostiene una carga de 160 vientres durante todo el año mediante un sistema intensivo. Además, se usa superficie agrícola para adicionar producción de forraje, como cultivo intermedio (maíz de segunda y verdeo de invierno), sobre unas 50 hectáreas.

“El resto de la ganadería es un modelo particular. Es una invernada muy corta, que combina animales propios y de compra, que se desarrolla entre los meses de marzo y fines de agosto, con una estrategia que se ajusta a las condiciones del año”, dijo Bodiño.

El sistema se destaca por su flexibilidad. “En febrero se toma la decisión sobre la dimensión del negocio, que puede variar desde invernar solamente el destete propio, o incluir animales de compra hasta alcanzar la carga deseada, o vender el destete desde la cría, y no realizar invernada. Si se decide hacer invernada, una vez que están los recursos logrados, se ve y cuantifica como están los verdeos sembrados, los voleados y el macho de maíz, y en función de esa medición se carga el sistema, o sea, se le pone un número de cabezas a comprar”, explicó el productor.

El objetivo es llegar a fines de agosto con animales de 320 kg, que pueden venderse como gordos livianos para faena o como terneros recriados para feedlot. Otra alternativa es encerrar los animales y completar la invernada en un corral.

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Una particularidad del sistema es su integración con la agricultura. La invernada coincide con el período en el que los lotes quedan liberados entre el maíz y el girasol de semilla. “En febrero, sembramos los verdeos de invierno al voleo, con un avión o un equipo terrestre, cuando el maíz aún está en pie. Así aprovechamos el riego y, cuando se cosecha entre marzo y abril, el forraje ya está implantado y listo para consumir”, detalló.

Además, la empresa aprovecha los residuos de la agricultura para alimentar a los animales. Sucede que híbridos de maíz requieren un esquema de siembra particular. Se plantan ocho surcos, de los cuales seis corresponden a líneas puras que actúan como hembra y dos como macho, para garantizar la polinización controlada. Tras la hibridación, las plantas macho generan mazorcas que no se utilizan, ya que podrían generar impurezas en la producción de semillas.

“Esas mazorcas se cortan y quedan en el suelo junto con los granos. Los animales de invernada las aprovechan como parte de su alimentación, junto con el verdeo sembrado al voleo. Es un sistema artesanal que estamos probando por tercer año, y el resultado de 2024 fue muy bueno”, comentó el productor.

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Más allá de esta curiosidad en la dieta, el sistema se destaca porque permite realizar un negocio de corto plazo, con una inversión de solo cinco meses y escaso riesgo financiero. “En un planteo tradicional, el productor nunca puede saber cuántos dólares van a valer sus animales cuando los venda, porque los ciclos, desde que comienza la cría, son muy largos, de al menos dos años. Frente a eso, este sistema de corta duración ayuda a predecir la rentabilidad final con más seguridad”.

Además, el sistema opera con costos mínimos. La mayor inversión es la compra de los terneros, mientras que los insumos se limitan a 20 kg de semilla de raigrás o 60 kg de avena por hectárea, sembrados sin fertilización. Por otra parte, el riego está cubierto por el semillero.

Según el empresario, este enfoque se asemeja a una ganadería de segunda, en la lógica de una soja de segunda después de un cultivo de fina. La prioridad sigue estando en los cultivos principales: el maíz como antecesor y el girasol como sucesor. La ganadería funciona como una actividad intermedia sin una superficie fija asignada durante todo el año. De este modo, la empresa puede destinar un tercio del área bajo riego a un cultivo de segunda (como soja de segunda después de un cultivo de fina) y otro tercio a la invernada, en una secuencia que combina maíz de semilla, invernada y girasol de semilla.

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Proyecciones y márgenes comparados

Si en febrero sembraron los verdeos y definieron el negocio de invernada, ¿cómo proyectaron este año? “En la campaña anterior superamos al margen de la soja de segunda y en esta campaña el presupuesto duplica al de ese cultivo. Este año, planeamos implantar unas 400 hectáreas de forraje, con el objetivo de sostener una invernada de alrededor de 1000 terneros”.

Actualmente, el sistema está en plena ejecución. “Ya tenemos todos los recursos forrajeros sembrados, tanto los verdeos al voleo como los implantados con sembradora. Ahora estamos en la etapa de compra de terneros de destete, que se suman a nuestra camada propia de 150 animales”, explicó el productor.

En términos de rentabilidad, ¿cómo se compara este margen con la agricultura? “Es un margen muy competitivo en relación con otros cultivos agrícolas, sobre todo si lo comparamos con los de segunda.

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