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SUSCRIBITELa familia Debuchy no quería vender los terneros en plena zafra y entonces –cinco años atrás– decidió comenzar a recriarlos en lotes sembrados con cultivos de servicio de un campo propio 100% agrícola localizado en Victoria (Entre Ríos).
Algunos le dijeron que eso era una locura porque la ganadería terminaría perjudicando a la agricultura. Pero hoy puede dar testimonio de que lo que ocurrió es exactamente lo contrario.
“Descubrimos que al integrar la ganadería con la agricultura ambas actividades se potencian porque la soja de segunda puede sembrarse con anticipación, lo que permite mejorar la cuestión operativa en lo que respecta al uso de la maquinaria y lograr un plus de rendimiento, además de mejorar las propiedades químicas y físicas del suelo”, explica Javier Debuchy, quien integra el CREA Montoya (región Litoral Sur).
Los cultivos de servicio –que también podrían denominarse verdeos– comprenden avenas y vicias puras o en mezclas, los cuales permiten lograr ganancias diarias promedio de peso del orden de 800 gramos por cabeza, además de mejorar de manera notable la productividad de la soja segunda.
“Al medir los parámetros de salud del suelo con un modelo intensificado es factible observar que el sistema se torna más resiliente ante situaciones adversas, lo que mejora la estabilidad de los rendimientos y la sostenibilidad de la empresa”, expresa Javier.
La vicia, además de ser pastoreada, resultó un recurso muy eficiente para la elaboración de reservas forrajeras. “Hace tres años que dejamos de hacer rollos de alfalfa porque los rollos de vicia demostraron tener una excelente calidad”, comenta el empresario entrerriano.
Una vez finalizada la recría, se analiza la situación presente en el mercado para definir el destino de esa categoría de hacienda. “En la campaña pasada, por ejemplo, alquilamos una isla para enviar allí a los machos a terminarse”, apunta Javier.
La contrapartida de los beneficios generados por la integración de ambos sistemas es una disminución del nivel de agua útil disponible al momento de sembrar maíz temprano, además de promover problemas de desuniformidad que provocaron, según la condición climática presente en cada campaña, rendimientos de maíz tempranos 11% a 36% inferiores a los logrados con barbecho químico como antecesor.
Para poder contar con parámetros fidedignos del impacto del sistema integrado, dos años atrás comenzaron a realizarse en el establecimiento de Victoria –en el marco de un convenio con el INTA– ensayos con módulos integrados por cultivos de servicio pastoreados y no pastoreados versus un barbecho químico.
El ensayo, conducido por Paola Eclesia, hasta el momento muestra que no existen diferencias significativas en rendimientos de soja en situaciones con y sin pastoreo de cultivos de servicio.
“Los datos preliminares del ensayo, que sigue en curso, también evidencian que no existen diferencias importantes en el control de malezas y la disponibilidad de agua útil en situaciones del cultivo de servicio con y sin pastoreo, lo que evidencia que se trata de una herramienta que permite agregar valor a la ganadería sin comprometer al cultivo de soja subsiguiente”, resume Federico Sörenson, coordinador técnico agrícola de la región CREA Litoral Sur.