La finalidad de este artículo es facilitar el acercamiento a ese proceso, que se describe en detalle en el Manual de Procesos del proyecto Tambo en Foco (https://www.crea.org.ar/manual-de-procesos-proyecto-tambo-en-foco/), pero también conocer cómo se comporta un sistema de alimentación en pastoreo en el contexto actual del negocio.
Este proceso se describe en detalle en el Manual de Procesos del proyecto Tambo en Foco: https://www.crea.org.ar/manual-de-procesos-proyecto-tambo-en-foco/
La suposición es que, frente al alza de precios de granos y alimentos balanceados, planteos de este tipo se encontrarían mejor parados que otros más intensivos. ¿En qué medida esto es así? ¿Cómo juega la variable climática en el oeste bonaerense? ¿Qué balance hacen del ciclo 2021/22, aún en curso?
La empresa
TamboDem está localizado en el partido de Pehuajó, provincia de Buenos Aires, y cuenta con una superficie de 235 hectáreas alquiladas. Cuando se tomó posesión de ellas, a mediados de 2015, hubo que generar las obras de infraestructura necesarias, ya que el campo no contaba con ninguna instalación para la producción de leche.
El sistema productivo es de base pastoril, con el objetivo principal de producir y transformar mucho forraje en sólidos de leche (grasa + proteína). La ración se completa con silaje de maíz producido dentro del campo y suplementos concentrados importados.
“En nuestro sistema manda el pasto. El objetivo es que las vacas consuman todo lo posible a través del pastoreo directo y suplementar sólo lo necesario. Por ello, es fundamental efectuar una recorrida semanal, saber qué está ocurriendo y realizar los ajustes necesarios”, indica Sergio Lenardón, gerente de Producción del establecimiento.
El pasto tiene una participación en la dieta de un 50-67% que, junto con el suplemento voluminoso producido por ellos mismos (silaje y algún heno), constituye un 75-80% de forraje propio en la oferta total. De esa manera, reducen su dependencia respecto de los concentrados a un 20%, lo que consideran una fortaleza del sistema.
En TamboDem reducen su dependencia respecto de los concentrados a un 20%, lo que consideran una fortaleza del sistema.
El rodeo está integrado por 600 vacas de la raza Jersey, con un peso vivo promedio de 430 kilos y una carga animal de 2,5 VT por hectárea. Como en otros países de base pastoril, la producción de leche es estacional y se concentra en los meses del invierno y la primavera. “Es en ese período cuando se juega gran parte del partido”, puntúa Sergio.
La producción individual alcanza los 500 kilos de sólidos de leche útiles (kg SU) por vaca total por año, que, afectados por el peso vivo arrojan un nivel de exigencia elevado: 1,16 kg SU/kg PV. La productividad ronda los 1250 kg SU/haVT/año.
Los partos se concentran desde mediados de julio hasta mediados de septiembre, lo que determina y ordena el resto de las actividades: la crianza, los servicios (de octubre a diciembre), el secado y las vacaciones.
Proceso de alimentación pastoril
En TamboDem el proceso de alimentación pastoril resulta clave para el éxito del negocio. “Nos interesa vender mucha leche producida a partir del pasto, ya que esto se relaciona con un menor costo de producción por unidad de producto y con un mayor margen de venta”, relata Sergio. Para ello, deben maximizar la producción de forraje por hectárea (principalmente pasto); lograr eficiencia en el consumo del forraje producido, y una elevada conversión del alimento consumido en sólidos de leche. Estos son los tres grandes pilares del sistema. Para cada uno de ellos la empresa estableció los siguientes objetivos:
1. Pasto producido por hectárea
- Obtener anualmente más de 2234 toneladas de materia seca de pasto, que representan 9,8 toneladas de materia seca por hectárea cultivable. Ésta debe ser de buena calidad nutricional; es decir, debe presentar más de 2,5 MCal de energía metabólica por kilo de materia seca y más de 20% de proteína bruta.
- En el caso de los cultivos de maíz para silaje, es necesario producir más de 15 toneladas de materia seca por hectárea, con una concentración cercana al 35%; energía metabolizable mayor de 2,5 MCal por kilo de materia seca, y más de 8% de proteína bruta.
2. Pasto consumido por hectárea
- Consumir anualmente 1826 toneladas de pasto; es decir, un 82% de lo producido.
- Contar con una carga comparativa de 66 kilos de peso vivo animal (vacas de 430 kilos de peso) por tonelada de materia seca ofrecida, lo que representa una oferta de 6,5 toneladas de materia seca por vaca total por año.
- Ofrecer una dieta integrada por un 60% de pasturas, 15% de silaje y 25% de concentrados adquiridos fuera del sistema.
3. Sólidos producidos por hectárea
- Producir anualmente 286.000 kilos de sólidos útiles y vender el 97%, lo que representa una productividad mayor a 1200 kilos por hectárea VT.
- Lograr una producción individual cercana a los 500 kilos de sólidos por vaca total por año.
- Alcanzar una eficiencia de conversión de 13 kilos de materia seca de alimento ofrecido por kilo de sólido producido.
- Procurar que la incidencia anual de la suplementación sea inferior al 25% del ingreso por venta de leche. Por consiguiente, alcanzar 874 kilos de sólidos por hectárea y por año libres de gastos de suplementación.
- Lograr un costo de producción total por kilo de sólido inferior a 3,5 dólares y un margen neto sobre el ingreso total superior al 30%.
Este proceso, como todos en el tambo, se encuentra atravesado por la calidad de las prestaciones humanas, algo que Lenardón destaca especialmente. “Una condición necesaria para el logro de estos objetivos es que los responsables de llevar a cabo cada una de las tareas se encuentren empoderados, capacitados y motivados. Con ellos se debe compartir una visión del negocio y establecer una relación ganar-ganar”, enfatiza Lenardón.
Este proceso, como todos en el tambo, se encuentra atravesado por la calidad de las prestaciones humanas, algo que Lenardón destaca especialmente.
Ajustar la curva
El proceso comienza con la presupuestación forrajera. “Es importante conocer de antemano cuál es la capacidad de producción de forraje para ver de qué manera maximizarla y, de algún modo, aplanar la curva a lo largo del año”, indica.
Sobre esta base se ajusta la dotación de hacienda. El potencial de producción del campo le pone un techo a la carga animal y a la productividad por hectárea. Una vez realizado el presupuesto y definida la carga se procede a realizar el ajuste a campo: semanalmente se recorre la plataforma de pastoreo para conocer la tasa de crecimiento de los recursos presentes y, sobre esta base, determinar el resto de la dieta.
“El planteo de producción estacional de TamboDem está pensado para compatibilizar la curva de oferta del forraje producido en el campo con la demanda del rodeo. La diferencia es lo que hay que poner de reservas y concentrados”, subraya Sergio.
El contexto actual
En el ciclo 2021/22 el oeste bonaerense se vio favorecido por un año húmedo, fundamentalmente a la salida del invierno y durante la primavera. A diferencia de los dos años anteriores (con inviernos secos), las precipitaciones de julio, agosto y septiembre permitieron obtener pasto tempranamente, y en los meses subsiguientes, tasas de crecimiento superiores a lo planificado (gráfico 1), lo que permitió eliminar muchos suplementos de la dieta. “Diciembre fue especialmente bueno: planificamos 53 kilos de materia seca por hectárea y por día y obtuvimos una tasa real de 69”, advierte.
Gráfico 1. Tasa de crecimiento de pasto 2021-2022 (real y planificada)
“Sin embargo, a partir de la segunda quincena de enero, cuando se cortó la ola de calor que todos recordamos, llovieron 297 milímetros y eso alteró bastante el panorama. Un año forrajero que venía muy bien en el primer semestre, se complicó por el exceso de precipitaciones y temperaturas medias algo inferiores al promedio desde febrero en adelante”, subraya Sergio. La temporada acumula 1066 milímetros en la zona, mientras que la media histórica es de 810, después de un año en el que a duras penas se superaron los 700 milímetros.
Todos los años en el mes de abril se realiza la proyección de partos para la temporada siguiente. En el ciclo 2021/22, a diferencia de lo esperado, los nacimientos se produjeron principalmente en agosto y septiembre.
Si bien se registró un retraso en julio, la cantidad de vacas en ordeñe de la temporada se acercó a lo planificado y fue incluso superior a lo ocurrido en la temporada previa.
Con la premisa de consumir todo el pasto posible, en TamboDem realizan una medición semanal de la tasa de crecimiento y del stock del campo, a fin de corregir con silajes y concentrados los posibles faltantes en las dietas. “Una cosa es lo que se planifica y otra es lo que efectivamente ocurre. Si en esa medición semanal detectamos que el pasto se nos está escapando, hacemos reservas, pero dejamos una suplementación mínima”, subraya.
En el gráfico 2 se observa la evolución de la oferta y la demanda en el período en curso. El área celeste corresponde a la demanda de alimentos del rodeo a lo largo del año cuántas toneladas de materia seca por mes va a exigir el rodeo, mientras que el área verde representa el presupuesto forrajero; es decir, cuánto pasto estiman que van a producir a lo largo del año.
El área rosa, en tanto, es la oferta real de pasto expresada en toneladas de materia seca por mes. Es una consecuencia de la tasa de crecimiento promedio mensual multiplicada por la cantidad de hectáreas que hay en la plataforma de pastoreo. “La producción de pasto en toneladas mensuales se maximizó en diciembre cubriendo gran parte de la demanda del rodeo”, advierte Sergio.
Gráfico 2. Evolución de la oferta y la demanda en el ciclo 2021-2022
Participación del pasto en la dieta
Si se analiza en forma acumulada, la producción de pasto del ciclo 2021/22 resultó 0,4% superior al presupuesto forrajero y 1,2% superior a la del ejercicio previo. En definitiva, se logró una mayor participación de este recurso en la dieta en relación a años anteriores.
En el gráfico 3 se observa cómo se mide semanalmente la tasa de crecimiento y cómo se modifica la estrategia de alimentación en función de esa determinación. “En julio tuvimos una meta de participación del pasto de 8 kilos de materia seca por vaca por día. Eso se redujo a fines de julio y principios de agosto, para luego subir a 15 kilos en septiembre, conforme aparecieron las lluvias. En octubre y noviembre esa participación se amesetó en 14, y a partir de diciembre ascendió a 16 kilos de materia seca por vaca por día. En ese mes, el porcentaje de pasto en la dieta se acercó al 90%, porque hubo mucha cantidad de pasto de muy buena calidad. Solo utilizamos 2 kilos de suplemento”, describe.
A partir de ese momento se produjeron las bajas mencionadas en la participación del pasto consecuencia de las lluvias de enero. “La tercera semana tuvimos que encerrar a los animales ya que había agua por todos lados. Y algo parecido sucedió a fines de marzo y abril”, recuerda Sergio.
Gráfico 3. Alimentación de vacas en ordeñe 2021/22
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Producción individual y por hectárea
Si bien la producción de pasto fue muy buena en la temporada 2021/22, no se vio acompañada por la producción de sólidos por vaca por día. La producción individual real viene siendo entre un 5 y un 10% inferior a lo presupuestado y a lo logrado en la temporada anterior, fundamentalmente durante el pico de producción. “Nuestras vacas lo alcanzan en septiembre y octubre; lo planificado era llegar a cerca de 2 kilos de sólidos en esos meses, dado que el año anterior habíamos superado esa meta. Sin embargo, este año nos mantuvimos por debajo de ese valor, lo que pudo deberse a la menor utilización de suplementos”, señala Lenardón.
Sin embargo, la producción individual no los desvela. “Para nosotros, el partido se juega a nivel de hectárea. Tal como se observa en el gráfico 4, planificamos vender 1174 kilos de sólidos por hectárea por vaca total en todo el ejercicio. Hasta abril llevábamos vendidos 1030 kilos, un resultado que se encuentra apenas 3,6% por debajo del objetivo presupuestado, que era de 1068 kilos”, enfatiza.
Gráfico 4. Venta de sólidos acumulados por hectárea 2021/22
En realidad, la meta de la empresa consiste en vender la mayor cantidad de sólidos por hectárea libres de gastos de suplementación. ¿Y qué ocurrió en este contexto?
Debido a la mayor participación del pasto en la dieta, el dinero invertido mensualmente en la suplementación de las vacas fue considerablemente inferior a lo presupuestado y a lo invertido el año previo (gráfico 5). Es decir, la menor producción de sólidos por hectárea se vio compensada por un bajo gasto en la compra de otros alimentos. “Por eso, para nosotros este indicador resulta mucho más interesante que la producción individual”, subraya.
Gráfico 5. Porcentaje del gasto en suplementación 2021/22
¿Qué proporción del ingreso en leche se lleva la suplementación? Como se señaló, el objetivo es que ésta no supere el 25% del promedio anual, aunque eso depende de lo que ocurra con la producción de pasto, con las lluvias y con las relaciones de precios entre la leche y los suplementos.
En definitiva, lo que interesa es conocer cuántos kilos de sólidos por hectárea vaca total quedan libres de gastos de suplementación. Lo que se observa en el gráfico 6 es que los kilos de sólidos libres de suplementación acumulados hasta febrero fueron 700 por hectárea vaca total: un 7% más de lo presupuestado y un 2,5% más que en la temporada previa.
“Para nosotros, haber consumido más pasto terminó siendo un gran negocio. Aunque las vacas produjeron 5 a 10% menos en el momento del pico, la cantidad de leche libre de gastos de suplementación fue mayor que la presupuestada y que el año previo, consecuencia de la menor cantidad de suplementos utilizados, del clima y de nuestro manejo del pastoreo”, señala.
Gráfico 6. Sólidos libres de suplementación por hectárea vaca total 2021/22
Precio de la leche
¿Qué ocurre con el precio de la leche en la cuenca Oeste? Si bien se viene recuperando (el kilo de sólidos útiles está por encima de los 610-620 pesos), el poder de compra se encuentra en niveles históricamente bajos. Un informe de Caprolecoba (Cámara de Productores de Leche Cuenca Oeste) de abril 2022 refiere una relación leche/balanceado 18% PB un 13% por debajo del promedio.
También los fertilizantes se han encarecido en el actual contexto. No obstante, en TamboDem han decidido no tomar ninguna medida al respecto. “La producción de forraje es uno de los aspectos más importantes de nuestro esquema productivo. El condicionante mayor para fertilizar está representado por las lluvias, nunca por el precio”, asegura Sergio.
Pero, ¿qué hubiera sucedido si las condiciones meteorológicas no acompañaban? ¿Hasta qué punto se permitirían incorporar concentrados importados? “La leche que producimos a partir de los concentrados sirve, con suerte, para pagar los propios concentrados, pero no genera resultados positivos, porque las vacas no están encerradas, sino que tienen que caminar y cosechar el pasto. Entonces, si tenemos que suplementar mucho posiblemente no tengamos un buen año. Conociendo esta debilidad, buscamos ofrecer más forraje producido en el campo, como silos y henos. En caso de tener que suplementar, deberíamos hacerlo con productos que sean lo más económicos posibles”, señala Lenardón. Otra estrategia consiste en trabajar en la eficiencia de conversión de ese suplemento, poniendo el foco en la producción individual.
Incluso en una situación de precios bajos de los alimentos, en TamboDem no optarían por hacer grandes modificaciones a su planteo productivo. “La realidad es que nuestro sistema no responde a una cuestión coyuntural de relaciones de precios, sino que parte de una visión integral de largo plazo. Sabemos, por ejemplo, que habría margen para manejar más vacas y producir más leche por hectárea, pero el nivel de aumento de carga que aplicaríamos sería muy bajo”, asegura.
La realidad es que nuestro sistema no responde a una cuestión coyuntural de relaciones de precios, sino que parte de una visión integral de largo plazo. La realidad es que nuestro sistema no responde a una cuestión coyuntural de relaciones de precios, sino que parte de una visión integral de largo plazo.
En esta decisión influye la visión de sostenibilidad que tiene la empresa. Entienden que un sistema como el suyo, amigable con el ambiente y con el bienestar animal tiene más futuro. “De hecho, estamos trabajando para conocer el impacto de nuestro sistema (Huella de Carbono) y para difundir sus fortalezas: la vaca que pastorea, la vaca al aire libre alimentada a pasto… En muchos lugares del mundo esto ya se está premiando. Creemos que es lo correcto, por lo que seguiremos avanzando en esta línea”, concluye Sergio Lenardón.