La aceleración de los cambios en múltiples frentes representa un desafío para aquellos que, a través del asesoramiento, tienen la misión de promover la creación de valor en las empresas agropecuarias.
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SUSCRIBITEEn la reunión mensual de la Mesa Técnica del área de Empresa de CREA Ricardo “Ricky” Negri analizó los desafíos presentes en la actual coyutura.
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SUSCRIBITELa aceleración de los cambios en múltiples frentes representa un desafío para aquellos que, a través del asesoramiento, tienen la misión de promover la creación de valor en las empresas agropecuarias.
Cambios en el entorno macroeconómico argentino. Sucesos drásticos en el ámbito geopolítico. Disrupciones tecnológicas. Transformaciones culturales. Tensiones intergeneracionales. Son demasiadas cosas para procesar y, en algunas circunstancias, pueden parecer abrumadoras.
Para trazar una hoja de ruta el respecto, este jueves en la sede porteña de CREA se realizó un taller con los coordinadores técnicos del área de Empresa de las distintas regiones que integran la red CREA.
El evento estuvo presidido por Ricardo “Ricky” Negri, integrante del CREA Roque Pérez Saladillo (región Sudeste) y profesor del área de Agroindustria de la Escuela de Innovación del ITBA, quien explicó que, en un contexto incierto, lo prioritario es focalizar las energías y el tiempo en aquellos cuestiones que puedan ser transformadas por decisiones empresarias.
“El caudal del río se está acelerando cada vez más y nuestras empresas son balsas que deben transitarlo; podemos intentar controlar la balsa, pero no el río. Y tenemos que aprovechar los remansos para planificar cómo vamos a hacerlo”, graficó,
Otro factor clave es trabajar en red para poder no sólo detectar oportunidades de manera temprana, sino también con el propósito de coordinar esfuerzos orientados a buscar soluciones concretas cuando aparecen preguntas sin respuestas. Los empresarios CREA tienen una ventaja competitiva en ese sentido.
El especialista indicó que es fundamental analizar todos los procesos que intervienen en las empresas para poder simplificar, eficientizar y eventualmente automatizar tareas con la ayuda de innovaciones tanto metodológicas como tecnológicas.
“En la empresa usamos un dispositivo (Olho do Dono) que, por medio de una cámara portátil e inteligencia artificial, permite estimar, con un margen de error mínimo, el peso de cada bovino en un sistema de recría”, comentó.
“El sistema tradicional de pesadas es caro, lento y provoca malestar entre los trabajadores. Con la tecnología, si se usa de manera adecuada, podemos ganar eficiencia y evitar perder tiempo en cuestiones operativas”, añadió.
Al respecto, dejó en claro que no existen recetas en la materia, sino que cada empresa, en función de su organización, estructura y metas, debe realizar su propio recorrido al momento de analizar procesos críticos.
Negri remarcó también que los asesores deben promover una mirada sistémica integral del negocio en el que participan las empresas agropecuarias, de manera tal de detectar tanto amenazas como oportunidades latentes.
Como ejemplo, modelizó dos negocios típicos de maíz en la Argentina (venta 100% a exportación y venta 70% a exportación + 30% consumo forrajero interno) con un sistema equivalente realizado en EE.UU. para mostrar la brecha entre ambos en lo que respecta a generación de valor.
La razón detrás de esa brecha es la complejidad presente en la cadena de valor maicera de EE.UU., donde , al evaluar la matriz exportadora del cereal, el grano tal cual representa poco más del 40% del total, mientras que el porcentaje restante comprende burlanda seca (DDGS), gluten (CGF), harina de gluten de maíz (CGM), bioetanol y productos cárnicos.
“Nos acostumbramos a pensar en el negocio mirando para atrás, pero la cadena de valor en la que participamos es mucho más grande y compleja y contar con información sobre la misma es importante para comprender dónde podemos agregar valor y dónde no; somos proveedores de más industrias de las que podemos imaginar”, resaltó.
Para poder hacer frente a tales desafíos, recomendó a los asesores que contribuyan a generar entornos en las cuales los empresarios puedan definir una visión compartida de largo plazo que contemple tanto los objetivos de negocio como los familiares, además de incentivar la implementación de metodologías de gobernanza familiar y empresaria que considera la sucesión y la comunicación efectiva de intereses diversos.
También aconsejó promover la gestión del talento, implementar la planificación orientada a buscar el crecimiento del patrimonio, diversificar e innovar para incrementar la competitividad y reducir riesgos, incorporar la gestión financiera y patrimonial y alentar una cultura organizacional adaptada al cambio y la inclusión.
“Cuando se rompe una sembradora, todos saben a quién llamar para repararla. Pero, cuando aparece una falla sistémica en una empresa, ¿a quién hay que recurrir?”, insistió Negri en referencia a la complejidad de la tarea de un asesor de empresas agropecuarias.
“Para poder encarar los desafíos que tenemos por delante no podemos ser asesinos seriales de ideas y tenemos que aprender a arbitrar en la gestión de los fracasos”, resumió.