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SUSCRIBITEEl camino recorrido por los Favre-Barbieri para consolidar una familia empresaria y crear nuevas alternativas de crecimiento patrimonial con miras a sumar a la cuarta generación.
Familia empresaria: ¿Por qué las cosas tienen que ser de una sola manera?
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SUSCRIBITE¿Por qué las cosas tienen que ser de una sola manera? ¿O siempre de la misma manera? Estas preguntas, que pueden parecer un mero ejercicio intelectual, en algunos casos pueden ser impulsoras de transformaciones.
Adrián Favre, licenciado en administración agraria, contador público e integrante de la tercera generación, ingresó a la empresa familiar agropecuaria en 1998 para promover una reorganización que incluyó la realización de la primera gestión y una política de clara diferenciación entre honorarios al que trabaja en la empresa y dividendos/retiros al dueño/ propietario.
Dos años antes, en 1996, la empresa se había iniciado en la siembra directa y pasado a integrar, como miembro fundador, el CREA Río Salado (región Sudeste). Por su parte, Guillermo Barbieri, licenciado en informática y primo de Adrián, ingresó a la empresa en 2006 para ocuparse del área comercial agrícola, que empezaba a tomar un gran volumen.
Los aportes organizacionales realizados por ambos hicieron posible que en 2008 se asociaran con otra empresa agropecuaria para formar un emprendimiento conjunto de siembras en campos alquilados, que con el capital operativo propio más financiamiento externo llegó a producir sobre más de 28.000 hectáreas en 2011/12.
A partir de 2013/14 –ante la progresiva pérdida de competitividad del negocio agrícola por el aumento de los valores de los alquileres agrícolas– comenzaron a levantar el pie del acelerador para finalmente disolver la sociedad dos campañas más tarde.
“La experiencia del auge agrícola fue espectacular y nos permitió capitalizarnos para comprar un campo en Bahía Blanca y quintas en Las Flores”, comentó Adrián durante una charla en formato virtual organizada por el área de Empresa de CREA.
Con el emprendimiento de siembras, la empresa pasó de 12 a 55 personas. Los primos junto a su socio no familiar, debieron incorporar muchos aprendizajes en lo que respecta a conformación y gestión de equipos de trabajo.
“El día mas triste de mi vida fue cuando tuvimos que despedir diez personas en un día, al desarmar la empresa de siembras agrícolas, todos muy buenos profesionales que habían trabajado codo a codo con nosotros, pero no teníamos otra alternativa que estacionar el Titanic porque de lo contrario nos fundíamos”, relató Adrián.
La escala de producción se redujo de manera significativa y aprovecharon el momento para intensificar los sistemas tanto agrícolas como ganaderos, de manera tal de intentar obtener rentabilidades que, si bien podían ser más bajas, resultaban más sostenibles en el tiempo.
En 2020, durante la pandemia, los Favre-Barbieri comenzaron a trabajar en la gobernanza empresaria al incorporar en el directorio a los dos primos que no trabajan en la firma, de manera tal que ese sea el ámbito en el cual, junto a los dos accionistas de la segunda generación, se tomen las decisiones estratégicas.
“Uno de los hitos que logramos es que los cuatro primos tomamos la decisión como Familia Empresaria de crecer juntos buscando lograr una empresas más grande, diversificada e innovadora”, remarcó Guillermo.
Uno de los temas que surgieron en las conservaciones fue que tanto Adrián (gerente general) como Guillermo (comercial) se estaban ocupando de muchas tareas operativas que consumían tiempo a las actividades gerenciales.
“Nos ocupábamos de muchas cosas y la diaria nos llevaba puesto, y no nos dejaba tiempo para poder analizar nuevas opciones”, explicó Guillermo. Así implementaron cambios organizacionales destinados a poder delegar tareas que no constituyen la esencia de la gestión gerencial.
Esa mejora, algún tiempo después, brindó la posibilidad de sumar una nueva actividad. En abril de 2023 falleció de manera inesperada un amigo de Adrián y su familia le ofreció hacerse cargo de la administración de la empresa agropecuaria.
“Así sumamos una nueva actividad: la administración de empresas. Afortunadamente, como dos años atrás Guillermo y yo habíamos delegado muchas actividades operativas, pudimos asumir este nuevo desafío en un momento tan doloroso”, comentó Adrián.
“Con la nueva escala pudimos realizar ascensos y mejorar salarios del equipo para ubicarlos por encima de la media; la idea es que todos evolucionemos juntos en la empresa”, añadió.
En la actualidad la firma está integrada por 25 personas que trabajan 4000 hectáreas propias, 2290 alquiladas y otras 3970 administradas. El 54% del área está dedicada a la ganadería, mientras que la restante es agrícola.
Otra instancia superadora fue integrar un grupo de planeamiento estratégico y organizar reuniones con especialistas de diferentes áreas para aprender sobre nuevas opciones no relacionadas de manera directa con la producción agropecuaria.
Así diversificaron parte del capital en inversiones realizadas en el exterior, inmuebles urbanos, criptoactivos y proyectos Agtech por medio de colocaciones en los fideicomisos Glocal y The Yield Lab.
“Con los criptoactivos, si bien lo hicimos a modo de prueba con un pequeño capital, pudimos tener un acercamiento interesante con la cuarta generación de la empresa familiar”, apuntó Adrian, para luego agregar que siguen estudiando nuevas alternativas que puedan consolidar el crecimiento de la empresa.
El próximo gran desafío, precisamente, consiste en comenzar a trabajar –con anticipación suficiente– la posibilidad de que los primos segundos decidan elegirse como socios de la empresa familiar a partir de conocer más la empresa y profundizar vínculos entre ellos. Para ello han organizado Jornadas de intercambio y trabajo de las tres generaciones juntas.