Hoy producen manzanas, peras y uvas destinadas a la vinificación, con variedades como Malbec y, más recientemente, Pinot Noir. Además, cultivan 120 hectáreas de maíz, entre 50 y 70 hectáreas de alfalfa y tienen 20 hectáreas forestadas. La rotación incluye verdeos de invierno y de verano, y están realizando pruebas para incorporar soja al sistema. Todas estas actividades se desarrollan bajo riego. La producción agrícola abastece un feed lot, donde engordan animales propios y de terceros.
"Tenemos una actividad muy diversificada. Esta mañana, por ejemplo, estábamos haciendo rollos de alfalfa, alimentando a los animales en el feed lot y cosechando peras Williams para exportación", describió Pili, para ilustrar la variedad de tareas diarias. Entre la agricultura y la construcción, emplean de manera fija a 150 personas, a las que se suman trabajadores temporales en épocas de cosecha. "En este momento contamos con alrededor de 24 personas de Tucumán para la recolección", agregó.
Innovación
Durante las últimas décadas, la empresa inició un proceso de reconversión varietal con el objetivo de alcanzar una alta producción con calidades superiores. Se introdujeron variedades de manzana Red Chief cultivadas en altas densidades, con sistemas de riego por goteo, protección contra heladas y malla antigranizo. Este sistema permite obtener unos 300.000 kilos anuales de producción. Además, producen 500.000 kilos de peras Williams por año y entre 70.000 y 80.000 kilogramos de uvas Malbec, bajo riego con goteo, con defensa contra heladas por aspersión y protegidas con malla antigranizo.
Sin embargo, Pili reconoció que esta campaña enfrentaron desafíos económicos debido al atraso del valor del dólar y daños ocasionados por granizo y heladas, que afectaron la calidad y el rendimiento de los cultivos.
"Ahora estamos cosechando peras Williams, que entregamos a una agroexportadora de la zona. Luego cosecharemos las manzanas rojas. Parte de esta producción se vende a productores locales, y el resto se almacena en cámaras de frío para comercializarla entre octubre y diciembre, según las condiciones del mercado", explicó.
Finalizada la cosecha de manzanas, comienza la recolección de uvas. Tradicionalmente, éstas se vendían a bodegas locales, pero en 2024 la empresa inició la elaboración de sus propios vinos bajo la etiqueta Dama Juanita. "Por lo general, vendemos una parte de la producción de uvas y otra parte la destinamos a vinificación", indicó, y detalló: "Este año produjimos más de 6000 litros en una bodega de terceros, que ya embotellamos, y además, tenemos otros 25.000 litros de vino para vender a granel".
Este avance representa un paso más en la integración de la cadena de valor. No obstante, Pili advirtió que el sector vitivinícola enfrenta serios desafíos: "Actualmente hay una sobreoferta de producción, que genera precios bajos en las góndolas. Además, la oferta de vinos importados complica aún más el mercado local. Pese a esto contamos con un excelente producto y con la marca Patagonia, que nos representa en el mundo. Aunque, por el momento, nos enfocamos en el mercado local".
En paralelo, comenzaron a realizar injertos de Pinot Noir con la intención de producir vinos en el futuro. Este varietal, reconocido en la región, se considera un producto codiciado que agrega valor a su producción.
Diversificación
Las dificultades de la fruticultura en algunas campañas y la demanda de trabajo intensivo que genera esta actividad los llevaron a diversificar la producción, mediante la incorporación de agricultura extensiva y ganadería bovina con sistemas de encierre.
"Comenzamos a producir carne en 2011 con un corral pequeño. Comprábamos animales en la zona, los engordábamos con los excedentes de nuestra producción y, en ese momento, teníamos licencia de matarife, lo que nos permitía entregar las medias reses a la carnicería. Pero operábamos en una escala muy reducida", recordó.
En los últimos años, la empresa invirtió en la adquisición de chacras y en su reactivación productiva, mejorando la eficiencia del riego mediante sistemas de nivelación con láser. "Hoy manejamos un circuito de entre 1600 y 1800 animales al año, que se engordan con maíces y alfalfas, 90% de producción propia. Lo único que compramos afuera es el concentrado proteico", explicó.
La compra de animales se realiza todo el año, principalmente terneros de campos ubicados en Río Negro. "En general, recibimos animales Angus, colorado y negro, y Hereford, con un peso inicial de unos 220 kilos. Según las lluvias y el estado del monte, los animales permanecen un tiempo en las chacras antes de ser trasladados a los corrales de engorde. Las hembras alcanzan un peso de faena de entre 340 y 350 kilos, y los novillos llegan a 360 kilos. También trabajamos con la categoría MEJ (Macho Entero Joven), que se envía a faena con 400 a 410 kilos". El feedlot se ubica a 25 kilómetros del lugar de faena, y la carne se comercializa en carnicerías locales.
En estos 15 años, la empresa logró incorporar las herramientas necesarias para optimizar el trabajo, incluyendo equipos para movimientos de suelo, nivelación con láser, siembra, cosecha y mezclado de alimento.
Pili destacó el convenio que mantienen con la empresa Las Mañanitas, estancia Tipiliuke, del CREA Lanín, a la que comenzaron a ofrecer servicios de hotelería cuando lograron excedentes de producción. "Ellos tenían dificultades para engordar sus animales. Nuestra relación comenzó gracias a ser parte del Movimiento CREA y compartir sus principios. Hace cinco años que trabajamos juntos, nos complementamos y, además de colegas, somos amigos", indicó.
Producción propia
La producción agrícola se transforma en carne. "Cuando tuvimos excedentes, los vendimos como grano a productores de la zona para diversas producciones, como aves y cerdos. Pero nuestro objetivo principal es transformar la alfalfa, los verdeos y el picado o silo de maíz en carne y comercializarla localmente”, explicó Pili.
La empresa fue pionera en la siembra de maíz en la región. "Al principio nos miraban con curiosidad. Hoy es común ver lotes de maíz desde la ruta", recordó. Para sembrar este cultivo adquirieron maquinaria propia (una sembradora, una cosechadora y una embolsadora), con la que además prestan servicios a otros productores. "Comenzamos con ensayos hace 14 años, sembrando entre 35.000 y 40.000 plantas por hectárea. Hoy trabajamos con híbridos a razón de 96.000 plantas por hectárea", detalló.
El enfoque está en mejorar y estabilizar los rindes. Desde hace cuatro años, obtienen promedios de entre 12.000 y 14.000 kilos por hectárea, con picos de hasta 18.000 kilos. En cuanto al maíz picado, alcanzaron picos de 80 toneladas de materia verde por hectárea, con un promedio de entre 65 y 70 toneladas sobre 20 hectáreas. "En una pequeña superficie, logramos generar una gran cantidad de alimento", destacó.
La clave radica en la estabilidad y el manejo eficiente. "En 2024 usamos drones para realizar aplicaciones foliares en maíz, y logramos un aumento del peso del grano de 10% contra el testigo. Este año también los usamos para aplicaciones de urea, combinado con aplicaciones mecánicas para optimizar el uso de fertilizantes" , explicó.
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Todos los años, la empresa cosecha o pica el maíz temprano e introduce vicia como cultivo de cobertura, con altos rendimientos. “Luego hacemos rollos, los incorporamos al corral y dejamos los lotes en condiciones para la próxima siembra", comentó. En 2024 experimentaron con siembras aéreas mediante drones. "La idea es sembrar a fines de enero o principios de febrero, mientras seguimos regando el maíz, para que al cosecharlo ya tengamos otro cultivo implantado y el suelo cubierto. Estamos logrando buenos resultados en algunos lotes y en otros no tanto", añadió.
El manejo del estiércol generado en los corrales abarca un período de compostaje antes de incorporarlo al suelo con máquinas habilitadas para ese fin. El objetivo es compensar las limitaciones para incorporar los rastrojos de maíz como materia orgánica, ya que las bajas temperaturas del invierno, cuando se cosecha, ralentizan su descomposición.
Por último, comenzaron a realizar ensayos con soja como parte de la rotación. Aunque el cultivo tiene antecedentes en Río Negro, su implementación en la zona es novedosa. "Es la primera vez que lo hacemos, y hasta ahora todo marcha bien. En otros ensayos realizados en la región obtuvieron rindes de entre 4.000 y 6.000 kilos por hectárea. Por el momento, buscamos conocer mejor el cultivo y evaluar si los márgenes son competitivos en comparación con otras opciones”, concluyó Pili.
Inversiones planificadas
La empresa se encuentra en constante crecimiento y evalúa nuevas oportunidades de inversión. Recientemente, adquirieron un tractor y una chacra vecina. El objetivo es ampliar las hectáreas destinadas a cultivos extensivos y optimizar la eficiencia productiva. En la fruticultura, buscan seguir mejorando la calidad y la cantidad de la producción, además de innovar en los canales de comercialización, que consideran clave. Por ahora no prevén aumentar la superficie de frutales y viñedos.
"Nos enfocamos en generar más alimento para los corrales, donde realizamos inversiones en infraestructura, como la instalación de nuevas mangas", comentó. “Además, hace dos años implementamos el sistema de caravana electrónica, que fue un cambio cualitativo y cuantitativo porque nos permitió obtener información precisa sobre la trazabilidad de los animales", destacó. Ahora planean incorporar un software de gestión, para optimizar el manejo de la información y mejorar la eficiencia.
“Todos los avances que concretamos fueron gracias a los aportes de un equipo de trabajo sólido, estable y capacitado. Sin el compromiso del personal hubiera sido muy difícil cumplir con los objetivos que nos fuimos planteando”, concluyó.